October 10, 2013

Elvish Magic

Elves do not practise magic. There is no single word in any of the elven languages that can be translated as “magic”, except as a foreign, and slightly sarcastic, loanword. There are no elvish sorcerers, nor ancient elvish grimoires and no elvish magic schools. However, most other species regard elves as the quintaessencial wizards, creators of wonderful magic objects and strange spells. Why?

What other species call magic, elves call simply craft. Skill. Elves do not see the world as others do. They see the connections between everything, the spiritual and psychic resonance of all living and non-living things, the tensions that fate, destiny and causality create in the threads that hold the world together. This is not a magic ability, this is simply how they perceive the world around them. For this reason they are usually considered aloof and strange, seemingly distracted by lofty thoughts and mystical experiences. In reality, they are simply processing everything at levels most other species cannot comprehend.

And so, the finely tuned eye of an elf with centuries of experience begins to recognise certain patterns, to identify the underlying properties of things, and his practised hand learns how to bring these properties to the surface. The same way a sword made by a human master swordsmith is sharper and harder than the work of a novice, an elvish master craftsman can work things that are almost perfect, approaching their ideal, sublime shape. So, they can weave cloaks that never let their wearer even feel cold, swords that can cut through almost anything, food that feeds a man for an entire day, or lamps whose light never falters. These are not enchanted or magical objects, but are almost perfect, fulfilling their most essential, simplest and purest purpose: warm, cut, feed, light up.

Of course, their skills are not limited to outside objects. With practise and time, an elf can hone his or her personal abilities to levels of perfection that seem, but are not, supernatural. A swordsman that cannot be disarmed or parried. An archer than never misses, not even in the dead of night. A king that cannot be disobeyed, even by the rivers, the land and its beasts. A mother that can sense their children wherever and however they are. Friends that can communicate across miles, deserts or oceans. A liar or a diplomat that can persuade anyone of anything, or understand any language. A judge that can see through any lie, an investigator that cannot be fooled by any disguise. A runner that never tires. A spy that can hide in plain sight. Sages whose words are tantamount to prophecies, blessings and curses. Dreams that, once interpreted, reveal the shape of thing to come. Songs so pure that can inspire passion or madness, or make guards asleep, or even shatter glass and broke stone.

Most elves do not have this abilities, and those who do do not possess many. They do not come with birth, but with practise and learning and trial and error. They are crafts, like any other, and so, he who has the skill to see through deception may well be able to deceive others, but is unlikely to be so adept at running as to never tire. However, elves live long, and, who knows what kinds of crafts can they develop with the course of the ages?

Versión en español


Magia Élfica

Los elfos no hacen magia. No hay una sola palabra en ninguno de los lenguajes élficos que pueda traducirse como "magia", excepto como un préstamo extranjero y ligeramente sarcástico. No hay hechiceros elfos, ni antiguos grimorios élficos, ni escuelas de magia élficas. Sin embargo, la mayoría de las otras especies consideran a los elfos como los hechiceros por antonomasia, creadores de maravillosos objetos mágicos y hechizos extraños. ¿Por qué?

Lo que otras especies llaman magia, los elfos lo llaman simplemente artesanía. Habilidad. Los elfos no ven el mundo como lo ven otros. Ven las conexiones entre todas las cosas, la resonancia psíquica y espiritual de todas las cosas vivas y no vivas, las tensiones que el destino y la causalidad crean en los hilos que mantienen unido el mundo. Esto no es una habilidad mágica, sino simplemente el modo en que perciben el mundo que les rodea. Por este motivo se les suele considerar distantes y extraños, aparentemente distraídos por pensamientos elevados y experiencias místicas. En realidad, están simplemente procesándolo todo a niveles que la mayoría de las otras especies no puede comprender.

Y así, el ojo delicadamente afinado de un elfo con siglos de experiencia empieza a reconocer ciertos patrones, a identificar las propiedades subyacentes a las cosas, y, con la práctica, su mano aprende como traer esas propiedades a la superficie. Del mismo modo que una espada hecha por un maestro armero humano es más afilada y resistente que la obra de un novicio, un maestro artesano élfico puede crear objetos que son casi perfectos, cercanos a su forma ideal y sublime. De este modo, pueden tejer capas que nunca dejan a su portador sentir el frío, espadas que pueden atravesar casi cualquier cosa, comida que alimenta a un hombre durante un día entero, o lámparas cuya luz nunca vacila. Estos objetos no están encantados ni son mágicos, pero son prácticamente perfectos y cumplen su función más esencial, simple y pura: dar calor, cortar, alimentar, iluminar.

Desde luego, sus habilidades no se limitan a los objetos. Con práctica y tiempo, un elfo puede desarrollar sus habilidades personales hasta niveles de perfección que parecen, pero no son, sobrenaturales. Un espadachín que no puede ser desarmado o bloqueado. Un arquero que nunca falla, incluso en medio de la noche. Un rey que no puede ser desobedecido, ni siquiera por los ríos, la tierra y sus bestias. Una madre que puede sentir a sus hijos donde quiera y como quiera que estén. Amigos que pueden comunicarse a millas de distancia a través de desiertos y océanos. Un mentiroso o un diplomático que puede convencer a cualquiera de cualquier cosa, o comprender cualquier lengua. Un juez que puede ver a través de cualquier mentira, un investigador que no puede ser engañado por ningún disfraz. Un corredor que nunca se cansa. Un espía caoaz de ocultarse a plena vista. Sabios cuyas palabras son profecías, bendiciones o maldiciones. Sueños que, una vez interpretados, revelan el porvenir. Canciones tan puras que pueden inspirar pasión o locura, hacer dormir a los guardias o incluso quebrar el cristal y romper la piedra.

La mayoría de los elfos no tienen estas habilidades, y aquellos que las tienen no poseen muchas. No son habilidades de nacimiento, sino que llegan con la práctica y el aprendizaje, el ensayo y el error. Son artes, como cualquier otro, y así, el que posee la habilidad de ver a través de los engaños puede ser capaz de engañar a su vez, pero no es probable que sea tan buen corredor como para no cansarse nunca. Sin embargo, las vidas de los elfos son largas, y ¿quién sabe qué clase de habilidades pueden desarrollar en el curso de las eras?



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